Palabras de espiritualidad

¿Por qué siento miedo o tedio al orar?

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

¡Debes confesarte con sinceridad! Hay “alguien” que te induce ese miedo, sujetándote.

¡Debes confesarte con sinceridad! Hay “alguien” que te induce ese miedo, sujetándote. Permíteme preguntarte, ¿les has perdonado todo a quienes te han ofendido?

¡No creas que eres el único que se inquieta o aburre al orar! ¡Y es que no tenemos un corazón encendido de añoranza por Dios, para orar siempre con pureza! Se cuenta de una santa que, siendo principiante, tenía como canon practicar durante media hora la oración con la mente... ¡pero no podía evitar separar los dedos que tenía sobre el rostro, para ver el reloj! Luego, no te avergüences, buen hombre. Es difícil orar, es quizás la actividad más complicada. Ora, entonces, al menos un poco. Cuéntaselo todo a tu confesor, para que ore por ti. ¡Es el maligno, que quiere empujarte al sofá y al televisor! Pídele a tu confesor que venga a hacer aghiasma (agua bendita) a tu casa, has postraciones. Talvez se trata de algo que te asustó cuando niño, quizás tienes una sensibilidad especial, talvez solías jugar con el pecado en la oscuridad del pasillo o en alguna otra parte. Puede que antes te gustara leer los horóscopos, o “leer” en el café, así fuera bromeando. Puede que hayas visitado alguna adivina para ver qué te decía... El asunto es que el maligno te tiene sujetado y no quiere dejarte ir. Pero no te rindas, persígnate y corre a contarle todo a tu padre espiritual. Él es tu principal auxilio en este momento. ¡No temas! Cada vez que queremos hacer algo agradable a Dios, aparece algún obstáculo, nos cuesta conseguirlo, surge algún temor, sentimos hambre, o se nos olvidó apagar la estufa, o dejamos la puerta de la casa abierta... ¡No te dejes engañar, no son más que tentaciones!

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Meşteşugul Bucuriei, volumul II, Editura Doxologia, Iaşi, 2009, p. 194)